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Lola Y

     

Tuesday, September 23, 2003

 
Han pasado muchos días, 55 para ser exactos. Me he refugiado, no he salido, no he querido ver a nadie, he pensado demasiado, tantas cosas tan estúpidas que necesitaba salir y decirlo.

No es fácil regresar. No lo fue. Regresar a casa de mis papás no es un triunfo ni algo que deba contar pero así sucedió. Saben, una se cansa también de estar sola. También, a pesar de adorar mi soledad e independencia necesitaba la seguridad de unos brazos, de unas caricias, de unos apapchos y de unas voces conocidas.

Durante todo este tiempo reflexioné mucho. ¿Hasta donde puede una soportar la soledad? ¿Hasta donde mantener esa máscara de fortaleza cuando por dentro lo que más anhelamos es cobijarnos en una piel que no solo quiera nuestra piel? Me he preguntado tantas cosas y respondido muy pocas que no es necesario seguir con esto.

La gente nunca parará de atormentarte y molestarte. Esto lo aprendí en estos dos meses.

Conocí a tanta gente en tan poco tiempo que el periodo de mi encierro apenas es sufuciente. Igual no quiero ver gente, no mucha, unas cuantas personas. Sé que debo salir, intentar de nuevo trabajar como antes, ir al cine, salir, salir como antes.

Algún par de amigos han llamado, han venidoi por aquí y los he rechsazado pero han estado aquí casi siempre.

Sé que leen esto y lo esperaban. Pues para ustedes dos y por ustedes dos estoy afuera. Lola Y se repondrá de todo como lo ha hecho antes y mucho será gracias a su ayuda.

Ahora que leo todo lo que he escrito me digo que soy una cursi de lo peor, pero ya sé que lo soy.

Así que nos leeremos y veremos pronto. Besos.

Lola

Wednesday, July 30, 2003

 
Me choca sentirme insegura. Es la peor sensación que he podido sentir en mucho tiempo. No me importa que los artistas se vengan en mi culo y yo no los toque ni me toquen ni sepan mi nombre. Pero detesto que me asalten.

Anoche fui al cine a ver una mala película. No tenía nada mejor que hacer. Cuando salí del cine tomé un taxi para ir a descansar, desmaquillarme, ponerme una par de cremas, leer un poco y dormir. El del taxi me quiso hacer plática. Reconozco que fue mi error no haberme fijado en las placas ni en el tarjetón ni en los detalles que dicen que nos fijemos en la tele. Quería descansar y en eso pensaba cuando otro hombre abrió la puerta del taxi, me amenazó con una pistola y me ordenó que me callara.

Estoy loca pero no soy estúpida. El señor, no lo vi mucho, chino, prieto y feo, comenzó a pasar sus asquerosas manos por mis piernas. Hijo de puta, me dieron ganas de morderlo y rasguñarlo y arrancarle sus huevos, pero me contuve. Ya dije que no soy pendeja. Pues el naquete ese disfrutó el momento, se dio el lujo de meterme las manos y acariciarme las piernas bajo la falda, una lágrima de impotencia resbaló por mi mejilla.

Hijo de puta, le dije, róbame lo quequieras pero saca tus manos de ahí. Las sacó inmediatamente para cachetearme y jalarme el cabello hacia su prieta y fea cara. Entonces lo vi bien, nariz de cacahuate, rasgos duros, cicatrices, ojos negros, mirada perdida, barba mal afeitada. Su aliento casi me adormece. Y dijo: te callas perra o aqui te lleva la chingada. Sentí el frío metal de la pistola bajar de mis senos a mi entrepierna.

Lo miré fijamente a los ojos. Seguramente vio miedo, pero era odio y frustración. Entonces me agachó y puso mi cara entre sus piernas. Su pene estaba duro. Comenzó a moverse y a moverme la cara, restregándome su miembro. Acepto cualquier tipo de humillación pero esto ya era bastante. Decidí no hacerme la valiente y aflojé mi cuerpo. No podía hacer nada más, quería que todo terminara. Así estuvo lo que a mi me pareció un largo largo trayecto. El que manejaba nunca abrió la boca. El cabrón este gimió de repente, supuse que se había venido. Me levantó una vez más y metió mis manos por debajo de mi chamarra y blusa y me apretó las chichis un rato más.

Yo jalé mi bolsa y le di mi cartera. le dije que parara, que era suficiente, que ya tenía lo que quería. No me hizo caso y metió de nuevo su mano callosa y dura debajo de mi falda. Cerré los ojos. De nuevo la sensación de impotencia y rabia dentro de mi, a pesar de tener los ojos cerrados todo se veía rojo, intenso, rojo sangre brillante. Sus manos jalaron mi pantaleta. Me obligó a abrir las piernas y jaló hasta romper. Luego metió sus puercos dedos. Mi vagina estaba más seca que una carne de machaca. Y aun así el cerdo metió sus dedos. De la rabia pasé al dolor. Me estaba lastimando pero no pude aflojar, mi cuerpo instintivamente estaba apretado, aunque el cerdo insistiera en abrime las piernas. Quería que terminara todo. No lloré, juro que me aguanté, quería derramar charcos de lágrimas pero no le daría gusto al hijo de puta.

No sé si eso duró segundos, minutos u horas. A mi me pareció el infinito. Sentí como la velocidad del taxi disminuía y se apagaba el motor. El taxista dijo, ya cabrón, el cabrón sacó por fin sus manos de mi. Jaló mi bolsa y me jaló a mi, me tomó del brazo como si fuésemos pareja, me llevó al cajero automático, abrió, metió la tarjeta y me dijo que oprimiera mi nip, lo tecleé. Consultó mi saldo y me dijo, no tienes mucho perra, tienes suerte. Sacó el poco dinero que pudo sacar, extrajo la tarjeta, salimos del cajero y me devolvió la bolsa.

Todavía nos metimos al taxi y me dijo: somos gente educada perra, no te haremos nada, aquí tienes tus cosas y pórtate bien y cuídate, las calles son peligrosas. Se detuvieron y me bajaron, me extendieron un billete de 20 pesos y dijeron: toma un taxi para llegar a tu casa. Se fueron. Pude escuchar sus carcajadas. No recuerdo ni vi en ningún momento las placas del taxi. Hoy no he ido a trabajar. Simplemente quiero olvidar todo.



Tuesday, July 29, 2003

 
No había podido venir a este rincón por x razones, pero me tienen de vuelta. Y una de esas razones es que el miércoles fui a la inauguración de una exposición de un artista. No mencionaré el nombre para no herir susceptibilidades. Sé que me lee y no sería muy grato para él lo que platicaré. Para mí no tiene la menor importancia.

Pues resulta que el miércoles en la noche en medio de la celebración y las copas de vino y las pláticas este artista, que fue a presenciar la exposición de otro, me abordó para ponerse a platicar conmigo sobre la exposición, los cuadros, las esculturas, el arte conceptual y otros temas del estilo. No sé mucho de eso, pero intercambiamos puntos de vista. A veces soy muy seca y parca en mis comentarios. Lo quería alejar.

Su barba de candado y su cabello un poco largo todo negro me chocaron de principio. Además su inteligencia y sus comentarios impostados. Yo lo dejaba hablar para interrumpir con algún comentario tonto. Seguramente él pensaba que me había cautivado con su plática, así son todos los artistas de engreidos. Ellos lo saben todo, los demás apenas nada.

Conforme se fue poniendo ebrio hablaba menos pero con más incoherencias hasta que en un momento no pudo más y me invitó a salir de ahí. Tomó su copa de vino de un trago y la mía la dejé ahí, a la disposición de los infaltables borrachos. Como todo artista no existoso, me subió a un vocho modelo 70yalgo. Bien cuidado y pintado con un verde pastel muy agradable. Le reconocí su buen gusto. Ya no decía tonterías y yo preferí continuar callada.

Me llevó a su apartamento en alguna zona bien iluminada, de viejas casonas y calles y banquetas amplias. Su pisito casi sin muebles y decorado con su propios cuadros. Me llevó directo a su cama. Me dejé hacer porque quería ver hasta donde llegaría su grado de barbaridad. Ni siquiera lo toqué. Él me desnudó y se me montó como lo hacen los animales que andan a cuatro patas. Se vino afuera de mi en tres patadas. Se recostó y bufó extasiado. Yo apenas había sentido que se movía sobre mí, me levanté y me vestí de nuevo.

En una tarjeta le dejé la dirección de este blog. Ni siquiera me preguntó mi nombre. Así son algunas bestias.

Pero eso pasó el miércoles, aún me quedan varias historias de la semana pasada que les he de contar.



Saturday, July 26, 2003

 
Ha sido un mal fin de semana. No me siento con ganas de escribir nada.

Wednesday, July 23, 2003

 
Para nadie es un secreto que las mujeres bellas estamos sometidas a infinidad de regímenes alimenticios y dietas, varias horas de gimnasio, estilistas y tiendas. Todo vale la pena con tal de lucir bien y estar sana. no entiendo a las mujeres fodongas, por más que hago esfuerzos no las entiendo. Si no tienen dinero no es pretexto, lucir bella no es caro, es necesario.

Por ejemplo, una caja de Special K de 500 gr vale 32 pesos que te alcanza para dos semanas por las mañanas. Si a eso le sumas 1 kilo de melón a 10 pesos que te rinde para una semana por la mañana y un kilo de manzanas a 15 que alcanza para la misma semana has invertido 40 pesos para el puro desayuno y no cualquiera, uno sano y suculento.

Ya sé que la receta está en cualquier revista, no es un secreto. La repito porque no entiendo a mis compañeritas, casi todas ellas guapas con discresión, pero lamento su falta de cuidado personal. Se la pasan el día completo comiendo panecillos y fritangas que compran en la máquina de golosinas. Y se la pasan lamentándose por esa lonjita que no desaparece. Las miro planear infinidad de dietas, siempre lo mismo con ellas.

Como casi ninguna me dirige la palabra más allá del buenos días Lola, cómo estás Lola, que te vaya bien Lola percibo sus miradas, no conciben que no tenga lo que a ellas les sobra. Sí, soy joven, pero ellas tiene la misma edad que yo, más o menos. Ya las quiero ver a los 30. Y la Lola ufanándose de la esbeltez de su cuerpo.

Monday, July 21, 2003

 
Pili y yo estudiamos juntas desde la secundaria. Ahí la conocí con el cabello recogido y sus lentes redondos por encima de su nariz. Su falda arriba de la rodilla, muy arriba debo decir. Y yo, la Lola medio recatada, con la falda abajo de la rodilla y el cabello corto y bien peinado.

La Pili se sentaba a mi lado. Me guiñaba los ojos, esos ojos de largas pestañas que los cristales de sus lentes a veces impedían lucir en todo su esplendor. Nos pasábamos recaditos para burlarnos y pitorrearnos de los profes, de los compañeritos y las compañeritas, de todo el mundo. Nadie se salvaba de nuestra ponzoña. Eso, lo dije bien. Éramos ponzoñosas.

Un tarde en que veníamos de un clase de educación física, Pili se jaló a uno de los compañeritos, un palurdo chaparro y barrigón, medio guapo hasta eso. Se lo llevó atrás de unas jardineras y lo besó. El ñoño ese se dio gusto metiéndole mano por donde quiso. Yo miraba atrás de otra jardinera. Si alguien se acercaba yo le gritaría a Pili discretamente. Pili comenzó a bajarle el pantalón del pans. El gordito no paraba de besarla y meterle las manos por debajo de la blusa. Debajo de la asquerosa truza, que seguramente sería una trueno, del gordito asomó un bulto. Pili bajó sus calzones y un pito con el pellejo de fuera salió. Negro y feo y corto. Pili lo fue sentando y sacándole el pantalón y los calzones mientras el gordito quería sacarle la blusa y el brasier.

Pili sacó finalmente el pantalón y la truza y los aventó lejos de ahí. El gordito estaba sentado y le mordía las tetas a la Pili. Pili lo aventó y se acomodó la blusa y el cabello y se echó a correr mientras el gordo se intentaba levantar. Yo tomé el pans y la truza del gordo y corri hacia el patio principal. Aventé la ropa sucia al astabandera.

Esa travesura nos costó una semana de expulsión. De no haber sido por esa diablura la Pili y yo nunca nos habríamos hecho amigas. Una amistad que duró hasta hace poco. Extraño a la Pili.


 
No tengo amigas, las pocas que he tenido en estos 23 años de existencia se han casado o ido a vivir con su marido a otros estados, otras ciudades, otros países. Las envidio tanto porque supieron elegir al hombre correcto en el momento correcto y huyeron en el momento correcto de este país.

Aquí me tienen a mi. Intentando darme un poco de buena vida en un lugar y un entorno poco agradables. Sin amigas y con varias compañeritas dignas de la peor telenovela mexicana. Asediada por un jefe de buen ver y mucho dinero, un Passat, esposa e 2 pequeños hijos. Todo un triunfador él. Ya les iré desgranando la historia de su vida.

Junto con mis compañeritas, mis compañeritos se esfuerzan por salir con la Lola. ey Lola, vamos a cenar, ey Lola vamos a comer, anda Lola, qué te cuesta decirme que sí. Yo sonrío para mis adentros mientras ellos seguramente cruzan fuertes apuestas para un día presumir que salieron con la Lola y se la tiraron. Un día de estos saldré con el menos afortunado de ellos. Lola lo hará soñar y elevarse por las nubes. Lola también gozará del dinero de la apuesta. Si, definitivo, Lola saldrá con el pobrecito Josué.

Lola les mantendrá informados.
 
Espero nadie me recuerde y si ese fuera el caso será mejor que me olviden. Una linda muñequita como yo va por el mundo sola, esperando el cobijo de varios amantes y la indiferencia de las mujeres.

Mi esporádica participación en la oveja negra despertó rumores. Se los vuelvo a repetir, no me importa lo que piensen. Me gustaría únicamente conocer a perrita del mal, nana x y la niña astronauta. Creo que entre nosotras podemos llevarnos bien pero no me hago demasiadas ilusiones. Ellas seguramente no querrán saber nada de mi. En todo caso dejemos que el tiempo haga de las suyas.

Lola Y está de vuelta niños.

dos vibradores son mejor que uno

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